Que pena de mi querido y bendito fútbol

03.05.2013 10:31

 

Cuando retomé este mundo de los entrenadores de fútbol pensé que las cosas habían cambiado algo, y parece, sólo parece que no ha cambiado lo suficiente.

Sigue estando el que manda y decide por ti sin saber si lo hace bien o mal, el que no sabe o no es capaz de pensar que cuando alguien está en la grada puede influir directamente sobre actitudes y formas de pensar de jugadores dentro del campo.

El que es capaz de despellejar a cualquiera desde cinco metros de distancia y todo lo hace a la perfección, ¡vamos!, el único que sabe de fútbol.

El que sin saberlo es capaz de cambiar los destinos de un equipo, simplemente con creerse el Dios del campo, y que puede resolver todo con dar una patada y no se da cuenta que siempre va en perjuicio de su equipo.

El que lo sigue y se deja convencer, sin darse cuenta que está arruinando su futuro, detrás de aquel que terminará en un trabajo y se olvidará de sus compañeros cuando crea que ha llegado su hora.

El que arrastra a sus compañeros a la gandulitis crónica y no se da cuenta que está llevando consigo lo mejor de la persona, al intento de superación, y sobre todo el convencimiento que se está en este mundo para conseguir objetivos que uno se pueda marcar sin dejarse arrastrar por sentimiento de otros, con poca consistencia.

Pero sobre todo, aquel que es capaz de distinguir entre lo bueno y lo malo, que se adapta a las circunstancias, el que sabe que puede conseguirlo y el que sabe que ha dado todo para conseguir su objetivo. El que tras intentarlo no ha podido, pero ha sabido dar todo aquello que lo indujo a decantarse por el mundo que haya decidido, y que ha terminado por auto convencerse, de que su vida no va por esos derroteros.

Enhorabuena, porque has dado todo aquello por lo que has luchado, has puesto todo tus sentimientos y todos tus conocimientos en un objetivo, aunque no lo hayas cumplido, lo has intentado.

Ahora resulta, que las cosas sólo se miden por lo que consigas de inmediato. Parece que nadie es capaz de tener segundas oportunidades, y lo que es peor, todos te miran como si fueras: un ganador o un perdedor, y no como el que estás luchando por mantener tu dignidad, por tu lucha y por tu constancia. Parece que tu trabajo, no se valora sino tienes titulitos o estás marcado por la divina providencia, y eso es algo que termina por decantar tu vida.

Sólo deseo que todos aquellos que trabajen por fortalecer el espíritu de la persona, todos aquellos que sientan que han contribuido a desarrollar las cualidades personales, culturales deportivas… no sientan que todas aquellas cosas que he enumerado en la primera parte de mi escrito les lleve a ser una persona fracasada, porque entre otras cosas ustedes han dado todo, por aquellos que lo han intentado, los que no han sabido interpretar tu trabajo, han decido, sin saberlo, que su espacio no es otro que el fracaso, y eso es algo que nunca podrán perdonarse.

Si quieren para finalizar les lanzo este lema de guerra, “quien triunfa, es quien tiene las ideas claras, quien se enfrenta a su fracaso conocerá su futuro, y quien sabe conocerse a si mismo tendrá mucho ganado en el conocimiento futuro”, pero lo más importante “nadie está en poder de la verdad, ya que es mí verdad y por lo tanto subjetiva” y “quien no escucha termina por ahogarse en su verborrea”

A todas estas tengo que decirle que me decepcionó mi regreso, aunque sigo ilusionado con este bendito deporte llamado FÚTBOL.